Así comienza el libro...

El perro. Fue con él con el que empezó todo. Si no hubiera visto al perro solitario quizá no habría ocurrido nada. Nada de lo que después se convirtió en algo tan importante que cambió todo. Nada de lo que primero fue emocionante y luego espantoso. Todo empezó con el perro. El perro solitario que había visto aquella noche del invierno pasado cuando se había despertado de repente, se había levantado de la cama y se había sentado en la especie de hornacina donde estaba la ventana. Por qué se había despertado en mitad de la noche era algo que no sabía. ¿Habría soñado tal vez?

domingo, 13 de mayo de 2007

Jorska, el que resucitó de entre los muertos, cuento popular de los gitanos de Suecia

Cuentos populares gitanos
Edición de Diane Tong
Editorial Siruela. La Edad de Oro

La palabra gitano deriva de Egipto, país del que mucha gente cree erróneamente que proceden los gitanos. En realidad, los gitanos proceden del norte de la India. A partir del siglo X, muchos de ellos abandonaron su tierra en oleadas sucesivas y se trasladaron hacia Occidente en dirección a Europa.
La primera referencia conocida sobre la presencia de gitanos en Europa se remonta al siglo XIV; ya en el siglo XVI pueden encontrarse gitanos en todos los países europeos.
Entre sus ocupaciones tradicionales -las que aparecen con más frecuencia en sus cuentos- figuran la herrería, la música, la cestería, el trabajo de la madera, el chalaneo de caballos, la adivinación, la reparación de sillas, las labores agrícolas estacionales, la fabricación de cedazos y zapatos, y el relato de cuentos populares.
La cultura gitana cuenta con una profunda y floreciente tradición oral. Mujeres y hombres, niños y adultos cuentan historias en todo tipo de reuniones, sean éstas casuales -un largo viaje en tren, una reunión vespertina, otros encuentros informales- o señalados -bautismos y, sobre todo velatorios, que pueden durar varios días y varias noches, y donde se cuentan historias no para entretener o edificar, sino para consolar.
Sorprende encontrar en la fría Suecia cuentos orales gitanos, pero no podemos olvidar que los gitanos se han extendido por toda Europa. En el libro de Diane Tong aparecen tres cuentos suecos gitanos: El hombre necio que vendió su barba (pág. 55-57), El violín de los gitanos (pág. 57-59) y Jorska, el que resucitó de entre los muertos (pág. 59-60). Trascribimos este último.
Jorska, el que resucitó de entre los muertos
Había una vez una mujer llamada Jerja. Era la madre de Vorja, la esposa de Bessik. El marido de Jerja se llamaba Jorska, de la tribu de los Perikoni, creo. ¡Y ahora escuchad esta historia!
En algún lugar de Rusia, probablemente a finales del siglo pasado, Jorska murió. Sus hijos, no obstante, eran jóvenes; el mayor, Grantja, sólo tenía doce o trece años. Jorska murió de pronto, sin causa aparente. Como es costumbre, le vistieron con sus ropas gitanas, compraron un ataúd y le amortajaron en él. Como manda la tradición, organizaron el velatorio de rigor. Eran gente humilde, así que no fue nada espectacular.
Cuando la muerte visita un hogar, nadie se va a la cama. Pero los allegados no siempre permanecen junto al muerto: a veces le lloran en sus propias tiendas. Su mujer se mantuvo junto a él, pero los demás le velaron en sus propias casas. Jorska no quería morir; tenía a sus pequeños y una esposa joven, y le entristecía dejarlos solos.
-Ahora todos están llorando y lamentándose con la cabeza descubierta -dijo a quienes había encontrado en el otro mundo.
-¡Oh!, sólo tu mujer está llorando junto a tu cadáver. Los demás están en sus casas, no están en el velatorio -replicaron sus compañeros del reino de los muertos.
-¡No lo creo! ¿Cómo podéis decir eso? Sé que están llorando por mí: se lamentan y vierten sus lágrimas.
-Pues, si dudas de nuestras palabras, vuelve. Comprueba por ti mismo que lo que decimos es verdad: sólo tu mujer te está velando.
Así que Jorska decidió resucitar. Y le dijo a su mujer
-Jerja, dame tu mano.
Aunque estaba asustada, ella le dio la mano, al tiempo que gritaba:
-¡Jorska está vivo! ¡Ha resucitado!
Entonces llegaron todos corriendo, ¡pero con los sombreros sobre sus cabezas! Y Jorska dijo:
-¡Oh, mis queridos amigos, tengo permiso para vivir seis semanas más. Pero, si me hubierais velado con la cabeza descubierta, me habrían dejado vivir muchos años más.
Quemaron el ataúd: no lo devolvieron.
Y vivieron a cuerpo de rey durante seis semanas. Le dieron a Jorska lo mejor que tenían y le entretuvieron de la mejor manera posible; todos le ayudaron. Conocer la fecha en que uno va a morir es algo extraordinario. Así que, cuando los otros clanes gitanos se enteraron, fueron al campamento a acompañar a la tribu de Jorska y a asistir al evento.
Y exactamente seis semanas después de haber resucitado, Jorska murió. Desde entonces nadie ha tenido noticias de él.

1 comentario:

JOSE LUIS MINGO dijo...

Tienes un blog precioso, lo visitaré de cuando en cuando.

Los días pueden llegar a ser monótonos en una ciudad con muchos bosques y poco sol, donde tu padre habla poco y se siente la soledad de una madre ausente. Y Joel inventa un mundo de sueños y desafíos para crecer. Pero la realidad de cada día se hace presente y, además de inventar historias, Joel tiene que asumir sus responsabilidades, sus amistades y su pasado.