Así comienza el libro...

El perro. Fue con él con el que empezó todo. Si no hubiera visto al perro solitario quizá no habría ocurrido nada. Nada de lo que después se convirtió en algo tan importante que cambió todo. Nada de lo que primero fue emocionante y luego espantoso. Todo empezó con el perro. El perro solitario que había visto aquella noche del invierno pasado cuando se había despertado de repente, se había levantado de la cama y se había sentado en la especie de hornacina donde estaba la ventana. Por qué se había despertado en mitad de la noche era algo que no sabía. ¿Habría soñado tal vez?

miércoles, 6 de junio de 2007

El mapa de los paisajes de Joel

Si su padre había naufragado en un barco, ¿cómo podía haber llegado a tierra en este pueblo del norte del país donde no había mar alguno? ¿Y cómo podía estar satisfecho con eso de salir al bosque cada día y cortar árboles cuando jamás llegaría a limpiar el horizonte de manera que pudiera ver el mar abierto?

¿Cómo puede uno desembarcar donde no hay mar?

¿Cómo se las arregla uno para llegar a tierra en mitad de un bosque grande y oscuro?

En realidad, ¿qué es lo que había pasado? ¿Por qué tenían
que vivir en medio de los grandes bosques oscuros, tan lejos
del mar?

Su padre había nacido en la provincia de

Bohus, eso lo sabía. Pegado al mar, en una casita de pescadores al norte de Marstrand. Pero ¿por qué había nacido él en Sundsvall, en la otra punta de Suecia? (Pág. 17)

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Los días pueden llegar a ser monótonos en una ciudad con muchos bosques y poco sol, donde tu padre habla poco y se siente la soledad de una madre ausente. Y Joel inventa un mundo de sueños y desafíos para crecer. Pero la realidad de cada día se hace presente y, además de inventar historias, Joel tiene que asumir sus responsabilidades, sus amistades y su pasado.